Entre las consecuencias que nos dejó la pandemia del coronavirus -nada comparable con las millones de vidas que se perdieron- fue el desabastecimiento mundial de semiconductores o chips que sufrió la industria en general, principalmente la tecnológica y la automotriz.

Desde 2020, la escasez de chips en la industria automotriz provocó una notable disminución en la producción de vehículos, retraso en los plazos de entrega, miles de carros amontonados en las plantas sin poder entregarse a las tiendas, incremento del valor de los vehículos nuevos y usados, el cierre de muchas fábricas, aumento de desempleo, etc. Todo esto ocasionado, básicamente, porque el 70 % de la producción mundial de chips se realiza en Asia, principalmente en Taiwán, donde paralizaron las fábricas por el Covid y también por el súbito incremento del consumo de aparatos tecnológicos en tiempo de confinamiento por la pandemia. A esto se sumó la invasión de Rusia a Ucrania y las tensiones entre Taiwán y China, que perjudicaron la distribución a las plantas de materias primas necesarias en la fabricación de automóviles.

Una de las consecuencias del desabastecimiento de semiconductores o chips fue el retraso en la entrega de vehículos a los puntos de venta.

Pero, al parecer, la crisis de los semiconductores estaría por acabar a mediano plazo. Altos ejecutivos de los grandes fabricantes de automóviles, como el Grupo Volkswagen, el Grupo Stellantis, Renault y otros, coinciden en pronosticar que a mitad de 2024 la industria automotriz podría volver a la normalidad, al menos en cuanto al suministro de chips.

Si bien en 2022 mejoró mucho el abastecimiento de semiconductores, solucionar definitivamente el problema tomará todavía un tiempo más. Las iniciativas que propusieron la Unión Europea y los Estados Unidos para reubicar la producción de chips darán sus frutos, definitivamente, antes de 2025.

Aunque es muy probable que el líder mundial en la fabricación de semiconductores siga siendo la taiwanesa TSMC, que en un momento casi llega a tener el monopolio, varios gobiernos han inyectado miles de millones de dólares para la fabricación local de estos componentes y así contrarrestar la dependencia asiática. Así, vemos que Intel de Estados Unidos y Samsung de Corea del Sur crecen a paso firme y acortan la ventaja que tiene TSMC sobre ellos.

Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) es el fabricante mundial más importante de semiconductores o chips, con una participación global de más del 50 %.